lunes, 21 de junio de 2010

Cárcel para Duhalde y los demás responsables políticos



Desde hace 8 años, un mismo reclamo de Justicia.
Hace poco menos de un mes, el 27 de mayo, desde el Frente Popular Darío Santillán escrachamos a Eduardo Duhalde en la sede de su partido, el MPA, mientras recibía a la mesa de enlace del agro, en un nuevo acto de campaña electoral, con la que pretende volver a la función pública. En la acción señalamos una vez más que es el principal responsable político del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki y por esa causa, más que candidato, su lugar debería ser la cárcel. No es la primera vez que nos movilizamos para denunciar la impunidad y escrachar a este personaje. Desde hace ocho años,llamamos a las cosas por su nombre. Al pan, pan. Y a Duhalde, asesino.

El jefe de los responsables

Desde el primer momento exigimos el juicio y castigo a los responsables. No sólo para los ejecutores materiales, los policías Fanchiotti y Acosta, sino también para los responsables de haber organizado el operativo conjunto entre cuatro fuerzas de represión. El 26 de junio de 2002, en el Puente Pueyrredón actuaron la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía Bonaerense, algo inédito desde la dictadura. La coordinación de estas fuerzas se planificó en numerosas reuniones, en las que participaron altas autoridades nacionales y provinciales. En el libro “Darío y Maxi, dignidad piquetero: los autores intelectuales y los responsables políticos que no investigó la justicia"” se incluyó un detallado informe sobre este tema. En la web se puede encontrar en el sitio www.masacredeavellaneda.net, en el capítulo 4 - El Estado y la planificación.

Por esta razón identificamos como responsables políticos al gobernador Felipe Solá (hoy diputado nacional y pre-candidato a Presidente), al secretario de seguridad provincial Luis Genoud (hoy juez de la Suprema Corte provincial), al jefe de la SIDE Carlos Soria (hoy intendente de Gral. Roca y candidato a gobernador de Río Negro), al vicejefe de la SIDE Carlos Rodríguez, al secretario de Seguridad nacional Juan José Alvarez, al Ministro del Interior, Jorge Matzkin; al Ministro de Justicia, Jorge Vanossi; al jefe de Gabinete de Duhalde, Alfredo Atanasof (hoy diputado nacional). Y por supuesto, al máximo de los responsables, Eduardo Duhalde, quien conoce de sobra el por qué lo señalamos en todos estos años. Pero que tiene el cinismo de decir que nos manda el gobierno y que somos “una cooperativa de la side”, como declaró en estos últimos tiempos.

Escrachan al presidente de la nación

El 26 de marzo de 2003, a sólo 9 meses de los asesinatos y con Duhalde todavía como presidente, desde los MTDs que en ese momento participábamos en la Verón le hicimos el primer escrache. Fue en su casa ubicada en Ramón Falcón al 600, en Banfield (partido de Lomas de Zamora), hasta donde llegamos después de concentrar en la fábrica de bloques de hormigón de Lanús donde trabajaba Darío y en el comedor de Guernica donde participaba Maxi. La consigna de la movilización fue "Presidente Duhalde, sus manos están manchadas de sangre de jóvenes luchadores populares".

La sede Billinghurst de la SIDE, a dos años del 26

Al año siguiente, ya con Néstor Kirchner de presidente, realizamos un escrache a la sede de la SIDE de la calle Billinghurst, conducida por Oscar Rodríguez, hombre de máxima confianza de Duhalde, al punto que es su socio político y comercial, incluso en la actualidad. Desde esa cueva de la calle Billinghurst habían salido tres comunicaciones con el celular de Fanchiotti, que nunca fueron explicadas. Por eso ese día, 25 de junio de 2004, reclamamos la apertura de archivos de la SIDE, promesa que había realizado Kirchner a compañeros y familiares pero que nunca fue cumplida.

Y durante el juicio también

El 17 de mayo de 2005 se realizó un nuevo escrache, esta vez contra el intendente de Gral Roca, Carlos Soria, que el 26 de junio de 2002 era el jefe de la SIDE. Poco después, el 7 de julio fue el segundo escrache señalando directamente a Duhalde, de nuevo en su casa de Lomas. En esos momentos se realizaba el juicio a Fanchiotti y Acosta, que terminaría varios meses después con cadena perpetua para ambos, condena hasta ese momento inédita para policías participantes de hechos represivos. Estos escraches, el acampe frente a tribunales y todas las manifestaciones pidiendo justicia fueron determinantes en ese triunfo contra la impunidad.

El 9 de enero de 2006 fue el día de la sentencia y minutos antes de que se diera a conocer volvimos a escarchar la casa de Duhalde en la calle Ramón Falcon, con pintadas en las paredes con la frase: "Duhalde, ahora vamos por vos". En el comunciaod donde anunciamos el escrache decíamos que "la sanción de las máximas penas debe se entendida como un paso adelante, fruto de la incansable lucha por el castigo a estos crímenes. Ahora vamos por el juicio y el castigo a quienes, desde sus cargos políticos, tomaron las decisiones y dieron las órdenes”. Y también que “sólo habrá verdadera justicia cuando los objetivos por los que luchaban Darío y Maximiliano sean alcanzados: Trabajo, Dignidad y un Cambio Social"

Tampoco nos olvidamos de Javier Barrionuevo

Las vidas de Darío y de Maxi no fueron las únicas que se llevó la represión ejecutada por el gobierno de Duhalde en el primer semestre de 2002. El 6 de febrero de ese año, en la ruta 205 a la altura de la localidad de El Jagüel, un puntero del PJ bonaerense, Jorge “Batata” Bogado, disparó con una pistola 9 mm sobre compañeras y compañeros que estaban en un piquete. Una de las balas impactó en el cuello de un changarín desocupado, Javier Barrionuevo, que perdió la vida a los pocos minutos. Y el 6 de febrero de 2006, a tres años de ese hecho impune, realizamos un escrache al asesino, denunciando sus vínculos con Duhalde y el intendente Alberto Groppi, en ese momento también aliado de Kirchner.

De nuevo Duhalde, ahora en el club de tenis

El 22 de junio de 2007, a casi 5 años de los crímenes del Puente Pueyrredón realizamos el tercer escrache directo contra Duhalde, esta vez en el club donde va a jugar al tenis (el San Juan Tennis Club), en la ciudad de Buenos Aires. Todavía en esos momentos se presentaba como “retirado de la política”, pero así y todo insistíamos con el pedido de justicia, una bandera innegociable.

¿Vuelve a la política? ¡Su lugar es la cárcel!

A partir de mediados de 2008, Duhalde comienza a abandonar su supuesto perfil bajo. Y poco después, el 22 de octubre, “retorna a la política” con un acto del MPA en el Jockey Club de La Plata. Y allí estuvimos nuevamente para decir “¡Si no hay justicia, hay escrache!”, en un hecho que terminó en escándalo, con patovicas golpeando periodistas y un apurado acto donde intentó hacer como que nada pasaba, con un resultado bastante desprolijo. Al poco tiempo, al enterarse que le íbamos a hacer un escrache, directamente decidió suspender otro acto que tenía previsto en Luján.

Durante todo el 2009, coqueteó con la posibilidad de su candidatura y a fines de ese año anunció que se lanzaba a la competencia, intentado presentarse como un estadista que “ordenó el país”. A partir de ese momento comenzamos a decidir que si él, en su increíble caradurez, salía a hacer campaña, también el pueblo tenía derecho a lanzar una campaña donde expresáramos su candidatura a la cárcel.

Así, el sábado 20 de marzo de este año, en Lanús, tuvo que suspender su acto ante la convocatoria a un “escrache” que habíamos realizado distintas organizaciones sociales.  Y el 9 de abril aparecimos públicamente con la consigna "Duhalde candidato a la cárcel", al hacerle un nuevo escrache, esta vez en Quilmes, en momentos en que inauguraba un Centro de Estudio y Adoctrinamiento, que tuvo una gran repercusión. Como para confundir un poco los tantos, de paso, Clarín tituló “Duhalde cuestionó al gobierno y le hicieron un escrache”.

Curiosamente, el pulpo mediático parece haberle bajado línea el represor, porque a partir de ese momento, Duhalde empezó a vincular nuestros escraches con el kircherismo, llamándonos cooperativas de la SIDE. Ese argumento fue el que usó dos semanas después, el 23 de abril, cuando lo escrachamos en el Centro de Convenciones Patio de la Madera, en Rosario. Y también una semana después, el 30 de abril, en Neuquén. En esta última ciudad, tal vez irritado porque las preguntas sobre el escrache se imponían sobre su candidatura, perdió –o transparentó- la línea y dijo unas cuantas barbaridades, como solidarizarse con Sobisch, responsable político por el asesinato del maestro Carlos Fuentealba en 2007, además de pedir impunidad también para los genocidas de la dictadura.

A los pocos días, el 10 de mayo, volvimos a escracharlo, esta vez en La Matanza. El 20 de mayo fue el escrache en Córdoba frente al hotel Córdoba Plaza dónde se encontraba en un acto Eduardo Duhalde. Y después, fue en la sede del MPA en Capital Federal, como comentábamos al principio de esta nota.

El 15 de junio, finalmente, hicimos un acto – juicio popular masivo en el Obelisco, mostrando que la vida de nuestros compañeros no se transa. Que nuestras banderas siguen firmes, las empuñamos con la fuerza: luchamos por trabajo, dignidad, cambio social. Luchamos por justicia para nuestros caídos. Nada logrará detener ese reclamo.

A ocho años del asesinato, los compañeros y compañeras de Darío y Maxi, sus familiares y todos aquellos que luchamos por un país con justicia seguimos exigiendo el juicio y castigo para los responsables políticos. Hasta lograrlo.
 

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